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Columnistas
28/07/2024

Decime si exagero

La gran pulseada entre Goyo y los odiadores

La gran pulseada entre Goyo y los odiadores | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

La comedia romántica argentina “Goyo” se ha convertido en un suceso de público inmenso ¿Qué hay en este film para que se lo ame y se lo odie con la misma intensidad? Pasen y lean.

Fernando Barraza

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Miren: acá hay un problema con esta película, eh. Bueno, en realidad el problema es con esta película y con cualquier trabajo cultural en general ¿no?... o incluso con cualquier idea expresada públicamente. ¿Qué dice el cronista? Bien, quiero decir: parece que nada se escapa al hacha del comentario odiante lanzado por redes, todo -cualquier cosa- se termina viralizando en quilombos constantes y se acaban formando “bandos” por todo. Goyo no pudo escapar a esta dinámica, claro está, porque es muy pero muy tentadora para caer en las garras de la masa odiante, por diversos motivos que trataremos de dilucidar.

Desde hace un par de semanas las redes sociales en Argentina se dividen entre quienes aman a Goyo y quienes la detestan. Es más, aun está de moda acercarse masivamente al film y después opinar tajantemente en redes. La última comedia romántica de Marcos Carnevale no zafa de la dinámica “grietera” así que aquí lo que se torna interesante es revisar con detenimiento cuáles son los argumentos que cada bando adopta desde cada lado del asunto.

Empecemos por los que la odian. Veamos un par de argumentos:

Dicen que es una obra irritantemente comercial. Bueno, la dirigió uno de los jefes de contenidos de Pol-ka, una persona que durante años trabajó en el mundo de la publicidad. Si te molesta que sus películas tengan un sesgo convencional y un desarrollo narrativo estándar, el problema es tuyo, no de Carnevale. Por otro lado quienes crucifican el film por este motivo bien pueden ser fanáticos de Tarantino o Hitchcock, por ejemplo. Dos genios del cine y sendas bestias ultra comerciales. No, no estoy diciendo que Carnevale es Hitchcock. Te digo a vos que no seas pavo.

Dicen que es una obra cursi. No es argumento válido, muchas grandes películas del cine mundial lo son: “Una historia sencilla” de David Lynch lo es, “La voz de la luna” de Fellini lo es, “Estación Central” de Walter Salles también, “Little Miss Sunshine”... ¡uf!. Hay más ejemplos, sobran. A nadie se le ocurriría acusarlas de nada peyorativo ¿no? Fin de la discusión por esta vía argumental.

Dicen que el protagónico que compone Nicolás Furtado está muy cargado. Mientras dicen esto, cientos de miles de personas en toda la Argentina y en Latinoamérica ya se han dejado llevar por la composición que el actor ha hecho. Tuvo una hora y media para meterte en la piel de una persona que está dentro del espectro del Asperger y lo logró con versosimilitud y espíritu pleno. Si a vos te parece exagerado bien podrías preguntarte si alguna vez interactuaste con alguien así o cada vez que pasa cerca tuyo una realidad humana de este tipo te corrés a un costado o no mirás. Puede que haya algo de eso ¿no? Por otro lado: Dustin Hoffman tira un Rainman y aplaudís, De Niro tira un Despertares y te ponés de pie; pero Furtado te pone de frente a un pibe porteño con Asperger y ya te ponés como si fueras Lee Strasberg... ¡Pará un poco!

Dicen que la película es tonta y no profundiza en las problemáticas. A ver: ¡es una comedia romántica! Tomá el género y decime UNA SOLA comedia romántica que no respete la quintaesencia de su razón de ser dentro del género, es decir: que te muestre todo lo que te tiene que mostrar -lo duro, lo sobrellevable, todo- con amabilidad naif. Una sola dame y te concedo el punto.

 

Bien. Hay más argumentos “haters” (¿así se dice ahora o ya pasó de moda el término?), pero dejemos de lado este segmento compilatorio de razones odiantes y vamos al conteo de quienes la celebran. Aquí la cosa está más sencilla: todas las personas que la alaban señalan una cosa como la más importante y a veces hasta solo mencionan esa cosa y ya:

La película les conmovió.

Aquí es donde hay que agradecer entonces una serie de cosas:

El casting. Cada personaje está tan bien actuado que en ningún momento te corrés del registro de a ficción. Comprás, como quien dice. Si hay que acentuar más algunos que a otros, bendigamos al cuarteto protagónico: Nicolás Furtado, Nancy Duplaá (¡denle más papeles de estos, es una actrizasa!) Pablo Rago y Soledad Villamil, la rompen. Bien ahí, por cualquier detalle de guion que reste algo, este equipo de actores y actrices le ponen la magia que falte.

La realización. Personalmente creo que Carnevale ha dejado de lado cierta necesidad de fan service o de focus group, de esa medio mercadotécnica que sí hay en otras películas suyas, films que encaraban para grossos y se acabaron por diluir en la complacencia. Aquí el director lleva la película con un tempo y un equilibrio matemático, al ritmo de la contada de escalones de Goyo. Cada cosa está donde debe y eso favorece la naturaleza del relato. Es más: se permite algunas sutilezas, algo que cuando filmaba pensando demasiado en el ritmo y la estética Pol-Ka nunca hacía. Bien por Carnevale.

El guion. Otro punto para Marcos. Si vos te planteás una comedia romántica en la que vas a tratar temas tan divergentes y a veces ásperos como la frustración de las personas que se alienan y dejan de lado sus anhelos, la accesibilidad al medio psico-social de una persona con asperger, el miedo que la gente suele tener hacia las personas distintas, asuntos de género serios (que hermosa la secuencia en la que el personaje de Duplaá le grita a Goyo que ella no necesita que la cuiden), violencia doméstica, adicciones por depresión... uf, la lista es completa eh. Y Carnevale no le quitó el cuerpo. ¿Por qué?: porque te lo metió todo dentro de una comedia romántica. Punto para Marcos.

En fin. Si vas a ver la película porque te recomendaron verla sí o sí, o porque te dijeron que no la veas y a vos eso te produce el efecto contrario y te dan ganas de verla, vos entrale con un contrato en mente y espíritu: vas a ver una comedia romántica, no “El séptimo sello” de Bergman. Porque en esta decisión simple y sencilla la grieta sobre Goyo se termina y cae por su propio peso.

Es más: pensá en “Love Actually”, “El día de la marmota”, “Annie Hall”, “Con faldas y a lo loco”, “La la land”, “Cuando Harry conoció a Sally”, la que quieras, de la década que te guste. Decime si todas esas no te dejaron en una situación de simpatía profunda con los protagónicos y pensando días enteros en cada una de las cosas importantes de la vida que te propusieron durante ese paseo liviano y volverías a ver cada una de ellas cuando la agarres de repetición aquí o allá. Bueno, con Goyo vas a sumar una más a tu lista. Andá y dale play nomás.

29/07/2016

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