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Columnistas
30/06/2024

Comer o democracia

Comer o democracia | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Como régimen de gobierno y forma de vida, la democracia es antagónica al neoliberalismo y/o al anarco-liberalismo. Los tres poderes republicanos están quebrados. La investigación del atentado a Cristina le garantizó impunidad al poder real.

Rodolfo Canini

Más de una vez, para justificar regímenes autoritarios se presenta la disyuntiva que expresa el título de esta nota, como si el sistema democrático fuera ineficiente para resolver problemas cotidianos y un gobierno autocrático no lo fuera. También más de una vez, aquellos que utilizan esa disyuntiva, se esconden tras un ropaje “democrático”. Lo cierto es que la alimentación no la estaría garantizando ni uno ni otro. Toneladas de comida fueron escondidas por un gobierno democrático y/o autocrático, como lo es el que encabeza Milei.

Está comprobado, teórica y empíricamente que la democracia, como forma de gobierno, pero también como forma de vida, es antagónica al neoliberalismo y/o al anarco-liberalismo (cualquiera de sus dos versiones). Existe una conjunción extremadamente delgada, siempre a punto de cortarse, entre estas dos puntas en tensión desde los intereses de los que oprimen y los oprimidos. Estas tensiones se manifiestan en las instituciones del sistema democrático y en las organizaciones del Pueblo, y según los momentos históricos, contexto y correlación de fuerzas entre opresores y oprimidos, los posicionamientos políticos varían. Podríamos afirmar que, en los últimos tiempos, se viene transformando la democracia de baja intensidad en terrorismo de Estado de baja intensidad. La represión fuera del Senado cuando se trataba la ley Bases (para ser colonia) da testimonio de ello.

Los poderes del sistema republicano están quebrados. Un parlamento donde sus integrantes son comprados a plena luz del día; un Poder ejecutivo empeñado en destrozar la organización que encabeza: el Estado; y un sistema judicial, al igual que los otros dos poderes, cooptado por el poder económico.

Como símbolo de impunidad, esta semana ha comenzado el juicio por el intento de asesinato a la expresidenta Cristina Fernández. Una tentativa de magnicidio no investigada, con destrucción aviesa de los elementos de prueba para garantizar la impunidad del Poder real, y cuyo resultado ya se sabe, porque se investiga una obviedad. Para garantizar la impunidad y dar continuidad al cinismo que emana de los magistrados, se realiza el juicio en Comodoro Py, en la Sala AMIA, el caso emblema de encubrimiento. Quedará sin esclarecer quiénes fueron los autores intelectuales y quiénes financiaron el fallido atentado. Si bien existe semiplena prueba del hecho, entre los más de 300 testigos citados por la Jueza María Eugenia Capuchetti, no se encuentran en la lista ninguno de apellido Milman ni Caputo ni Tezanos Pinto ni Bullrich. Ni hablar de quien años anteriores había señalado la propia Cristina Fernández, cuando expresó con certeza “si me llegara a pasar algo, miren al norte”, en clara referencia al Imperio. No cabe ninguna duda que esos asiduos concurrentes a la embajada norteamericana no sólo van por allí los 4 de julio.

En esta semana también se trató la Ley Bases, que vino a paso rápido desde el Senado. Allí sufrió modificaciones que, a juicio de la “oposición” dialoguista, salió mejorada. Pero el cipayismo legislativo es más fuerte en la Cámara baja. No sólo cuantitativamente sino cualitativamente. Allí abreva el chamuyo de quien hace tiempo se está probando el traje de presidente, después de haber pasado por el menemismo, el duhaldismo, el kirchnerismo, el macrismo y ahora busca que los libertarios les deban favores. Ya habrá descubierto la o el lector que me refiero a Miguel A. Pichetto, quien encarna la parodia de la representatividad.

El rionegrino, como buen monje negro, por ahora le sirve a Milei, hasta que Milei le sirva al poder real. Por eso está armando un interbloque que le sea funcional a todos los gobernadores provincialistas no federales, que usan camisetas que van desde el peronismo domesticado al radicalismo de cuello duro. Pero principalmente, el siempre dispuesto legislador, pretende conformar un interbloque útil a los intereses de aquellos que mandan en serio desde hace muchos años en nuestro país, y que no ocupan cargos políticos. De ésta manera tendría su persona más cuerpo político ante su fantasmagórica representatividad institucional.

Cuando la mano dura de Milei pase algunas fronteras que hagan enfurecer a las masas, ahí va a estar preparado el eterno Pichetto, parado en la ancha avenida del medio, con la posición de centro, con la moderación circunspecta al Poder real y con la racionalidad para presentar un espacio “democrático”. Y la realidad nos ofrecerá nuevamente esa falsa disyuntiva: “comer o Democracia” y con un patito en la cabeza. Todo ésto, si el campo nacional y popular no se organiza.

29/07/2016

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