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26/05/2024

Incomodidades

Incomodidades | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Nunca mejor lugar que el Luna Park, otrora palacio del pugilato argentino, para presentar el libro, cuyo autor está dispuesto a ofrecerle piña a todos aquellos presidentes que no le caen bien a su amo: el imperio.

Rodolfo Canini

El Luna Park se vistió de fiesta en medio del luto de la economía nacional. Unos pocos miles de seguidores de ilusiones, junto a gran parte de la vieja casta del poder real, se sintieron convocados por un personaje que está más cerca del narcisismo que de la locura, pero también más cerca del poder financiero internacional que del Poder económico que vuela rapazmente por el territorio argentino.

Algunas y algunos argentinos de buena voluntad, sin más ánimo que de recrear una ilusión que les permita seguir de pie, asistieron desde temprano, para ver en el centro del ring, como en otras épocas, a un campeón que se ha peleado con todo Jefe de Estado que huela a progresismo, maltratando incluso a socialdemócratas europeos. La confrontación mileista deja al desnudo la autenticidad de origen del presidente, algo que ayuda a seguir manteniendo su popularidad.

Si Milei tiene una virtud, es la transparencia. La transparencia brutal. Esa traslucidez de sus intenciones atrae voluntades cansadas de hipocresías. Sincerar su defensa de la libertad de empresa y de los intereses de los ricos, incomoda a los políticos que siempre lo hicieron, pero nunca lo explicitaron.

El Luna Park se transformó en el aula de una clase aburrida de anarcocapitalismo, donde el mercado se convirtió en el antídoto de todos los males y el socialismo se redujo a un sentimiento de envidia. Las y los asistentes aplaudían ante cada exaltación de la voz ronca del expositor sin importar mucho el contenido del discurso. En las primeras filas se veían a funcionarios procedentes del Pro y del radicalismo en una situación de incomodidad por la extravagancia que genera un personaje más parecido a un meme que a un presidente. Los incomoda, como al ex motonauta devenido oficialista (peor es nada), que la cabeza del Estado del cual forman parte paradójicamente defenestre al mismo Estado. El estilo confrontativo del excéntrico presidente también suscita incomodidades a la oposición acostumbrada a hablar con eufemismos. Milei, con sus formas políticamente incorrectas hace mover de sus sillones, tratando de encontrar alguna comodidad, a los periodistas modositos y complacientes. Tampoco encuentran comodidad los opositores más acérrimos ante las consecuencias lacerantes de la política implementada por el anarco-colonialismo.

Javier Milei, que ha irrumpido en la vida pública dejando la circunspección y corrección en el sótano de la hipocresía de los Macri y de los Alberto, sindica como enemigo a toda persona que no se funda en su pensamiento. Se alía, en nombre de la libertad, con personajes que reivindican la última dictadura cívico-militar. Habla de economía, tratando de encajar la realidad dentro de una teoría no aplicada en ningún lugar del mundo.

Nunca mejor lugar que el Luna Park, otrora palacio del pugilato argentino, para presentar el libro, cuyo autor está dispuesto a ofrecerle piña a todos aquellos presidentes que no le caen bien a su amo: el imperio. También dispuesto a darle escarmiento a todo empresario de cabotaje que se indiscipline, por priorizar sus intereses particulares por encima de los intereses del capital hegemónico. Está convencido de presentar batalla a todos los que se opongan a su teoría económica, que favorece claramente los intereses del imperio yanqui, de su capital financiero, y que indefectiblemente nos lleva a una etapa neocolonial.

Para comodidad de algunas conciencias, lo creen loco… pero no come jabón ni vidrio. Milei no está loco. El loco no obedece. Milei es un alumno obediente y sumiso ante el poder económico internacional. Sólo con el apoyo imperial se puede incomodar, sin consecuencias, a propios y ajenos.

29/07/2016

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