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El Huecú, un pueblo ubicado al noroeste de la Provincia del Neuquén, fue el primer municipio intercultural del país. El primer Municipio de América Latina, según los dichos del Premio Nobel Adolfo Pérez Esquivel, - quien visitara la localidad en el 2005 - que incorporó en forma institucional a los loncos mapuches como concejales. En su momento, la ordenanza 227/04 por la cual se habilitó la incorporación de las máximas autoridades políticas mapuches al cuerpo legislativo fue impugnada ante el Tribunal Superior de Justicia de Neuquén (TSJ). Abogados laderos de Jorge Sobisch, que después fueron retribuidos con incorporaciones al Consejo de la Magistratura, pidieron que sea declarada inconstitucional y solicitaron como medida cautelar la suspensión de su vigencia. Con la premura del abordaje, que caracteriza al sistema judicial para tratar los conflictos que se presentan en la sociedad, después de 15 años, el TSJ desestimó la medida cautelar (el 1 de julio de 2015).
La interculturalidad
Las dos comunidades mapuches, Mañke y Maripil, están asentadas en la localidad neuquina, mejor dicho, la localidad fue asentada en las tierras de las comunidades mapuches. El orden de los factores en este caso altera el producto. Allí se llevaron a cabo procesos relacionados directamente con el buen vivir y la convivencia. Conocer la otra cultura, participar en todas sus actividades (recíprocamente), compartir banderas, símbolos, nombres de calles sin lesionar la integridad y la memoria del otro, construye una mejor sociedad. Por eso la calle principal del pueblo cambió su nombre de Julio Argentino Roca por José Manke Cayucal (el primer lonco de la comunidad Manke), hecho reivindicado por el historiador Osvaldo Bayer, quien también visitó la pequeña localidad. Las personas no mapuches participan del Wiñoy Tripantu (año nuevo mapuche) y los edificios municipales y las instituciones provinciales, lucen las dos banderas, la argentina y la Wenüfoye (bandera mapuche).
La Cultura de la Sociedad Rural
Revisar la historia siempre viene bien. Uno puede preguntarse qué hubiese pasado si….?. “La Historia contrafáctica tiene la virtud, no de imaginar otra historia, sino de problematizar la historia, haciéndoles preguntas que en ningún otro caso se hubieran hecho, y cuando las preguntas cambian, las respuestas también cambian. Y esto permite mirar un mismo fenómeno desde otro ángulo“, afirma el Dr. en Ciencias Sociales, Alejandro Horowicz . Y me pregunto: ¿Qué hubiese sucedido en El Huecú si la presidencia de la Nación hoy estuviese ocupada por Cristina Fernández de Kirchner y no por Milei? ¿Qué hubiera pasado con las comunidades Manke y Maripil?
La respuesta podría ser: Ya solucionaron, o están en vía de ello, sus conflictos de tierras gracias a la implementación de la Ley nacional 26160 (Relevamiento Territorial de las comunidades de Pueblos pre existente a la Nación Argentina). O quizás, con un poco menos de ambición podríamos encontrar respuesta en la multiplicación de proyectos productivos en marcha, financiados por el gobierno nacional. Pero no, Milei gobierna y las ideas de la Ministra Patricia Bullrich han visitado El Huecú. Su lucha a brazo partido contra “la RAM” ha sido ficticia. La única RAM que conoce la “encargada” de la Seguridad, anda en 4 ruedas y se le llama camioneta. Pero bueno… racistas, clasistas, explotadores, déspota, opresor, y sobretodo alcahuetes, siempre hubo en todas partes. Cuando el semáforo pone luz verde para las tropelías, habilita el paso para todos estos personajes inescrupulosos, hasta en el pueblo más chico del país. Éstas son épocas de atropellos, arbitrariedades, abuso e injusticias. Es por eso, que una terrateniente, en este caso Mercedes Larminat, “dona” (devuelve diría Cafrune) tierras al Municipio de El Huecú. En este caso, ni siquiera puede devolver porque nunca las habitó ni las alambró ni están mensuradas dentro de su propiedad. Pero hasta este punto del relató no se podría detectar ninguna mala intención, sino fuese que en la tierra “donada” está ubicado el basurero desde hace 20 años, que maneja la Comunidad Mañke y le da trabajo a 19 personas. Ese pedregal siempre le perteneció a la comunidad mapuche. Porque si algo está claro en el norte neuquino es que los pedregales son para indios y los valles fértiles para terratenientes. Con la “donación” de la estanciera, ahora Presidenta de la Sociedad Rural Neuquina, el Municipio se sintió habilitado para dejar de pagar el canon por el usufructo de la tierra a la comunidad mapuche, el servicio de tratamiento de residuos sólidos, dejando sin efecto el Convenio firmado con la comunidad indígena hace 20 años.
Un cacho de cultura
¿Quién es hoy el intendente de El Huecú?. Diego Puentes, un viejo admirador de Sobisch, de quien calcó su autoritarismo, aunque el racismo le es propio. Como siempre, detrás del racismo se esconde una causa económica. Y este caso no sería la excepción. Puentes mantiene un largo conflicto de tierras con la Comunidad Maripil por un preciado lugar en la precordillera, que posee frutales, cascadas y mallines.
Las dos Comunidades Mapuches de la zona, exigen el reconocimiento de sus tierras por el derecho de ocupación ancestral; parte de las cuales les fueron robadas en la -mal llamada- “conquista del desierto”, y después por sucesivos apropiadores. Tierras que hoy están en manos de los estancieros y de algún hijo descarriado del Pueblo.
Todo parece indicar que la acción coordinada entre la Presidenta de la Sociedad Rural y dueña de la estancia “El Bosque”, con el Jefe comunal, no solo es una acción direccionada contra la Comunidad Manke, sino también una advertencia para la Comunidad Maripil. No hay mejor defensa que un ataque. Lo cierto que, por los pagos de El Huecú, al igual que en el resto del país, se volvieron a discutir cuestiones que estaban superadas para las grandes mayorías. La oligarquía, con olor a bosta y también a plata dulce, se referencian sólo en “un cacho de cultura libertaria” para asegurar sus privilegios.
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