- ¿Sigue acá?

- ¿Y dónde más vamos a estar?

- Pero hay un nuevo gobierno…

- ¿Lo ve? El periodismo militante sólo busca proscribirnos. Espere un minuto…

- ¿Qué hace?

- Estoy llamando a la SIP. Si callan a uno, callan a todos.

- Yo no callé a nadie.

- Pero le gustaría, admítalo.

- Lo único que le dije fue que cambió el gobierno y usted era vocero del gobierno anterior. Nada más.

- Igual, no atiende nadie. No deben dar abasto. 

- ¿Con qué?

- Con las denuncias por censura, mordazas, aprietes, pauta sin cobrar, retenciones, dólar turista…

- Ya empezó a mezclar todo. 

- La Patria Grande se juega la libertad y el señor me habla de ensaladas. Otra vez negando la realidad ¡Mamita!

- ¿Qué Patria Grande?

- La única que existe: la que va de Trump a Bolsonaro. Porque ya nos amputaron a Mauricio. 

- Usa metáforas un tanto truculentas.

- Usted no se aflija: volveremos y seremos la prótesis de la libertad.

- ¿No le parece un discurso un tanto dramático frente a un gobierno que lleva poco más de una semana?

- Dramático es lo que está pasando.

- ¿Qué está pasando?

- ¿Se da cuenta, no?

- ¿De qué?

- De la persecución de que somos objetos los periodistas libres e independientes. 

- Usted se encontraba todos los miércoles acá conmigo porque era funcionario del gobierno anterior, no un periodista acreditado en Casa de Gobierno.

- ¡Ah, bueno! Además quieren decidir quién son periodistas y quiénes no. ¡Por la calva de Bernardo Neustadt! Qué años nos esperan…

- ¿Para qué medio trabaja?

- Ya empezó el interrogatorio. 

- Quiere bajar los brazos por favor.

- ¡No me pegue, soy Dujovne, volví a TN!

- ¿Puede dejar de gritar que nos está mirando todo el mundo?

- Por favor, no permita que me detengan. Van a enviarme a las cárceles secretas del régimen… voy a morir congelado, enloquecido por el frío y por la soledad… Tengo mujer, hijos y un perro que es cría de Balcarce…

- ¿Se puede parar? Está haciendo un papelón.

- Sólo exijo clemencia. Antes de que me encierren entre los gélidos muros de una cárcel en Caracas, quiero pedirle…

- Le aviso que en Caracas hace calor.

- ¿No diga?

- Y además da al Caribe. No es Siberia.

- Ya le decía yo a Mauricio que con esa gente teníamos que llevarnos bien. Seguro que además tienen paraísos fiscales.

- ¿Qué hizo con el canasto en el que se escondía la semana pasada?

- Lo vendí.

- ¿A quién?

- A Bergman.

- ¿Y para qué quería Bergman un canasto?

- ¿Se acuerda que cuando era ministro se disfrazaba de árbol y estaba todo el tiempo inmóvil, llevando una vida contemplativa?

- Sí.

- Bueno: ahora alcanzó un estadio superior.

- ¿Cuál?

- Después de cuatro años de meditación se quedó dormido. 

- ¿Y duerme en un canasto?

- Obvio. Dice que quiere ganar tiempo, quiere estar preparado para cuando volvamos al gobierno.

- Parece que se tiene fe.

- Fe se tenía antes, cuando creía que podía ser ministro.

- Si usted lo dice...

- Es que con Mauricio era fácil.

- ¿Qué cosa?

- Ser ministro.

- Suena feo.

- Deje de tergiversar lo que digo que no me olvidé el número de la SIP.

- Son sus palabras, no las mías.

- Lo que dije es que con Mauricio todas las luces brillaban.

- Bueno, eran luces.

- Focos, le diría. Un foco directo a los ojos.

- Parece un interrogatorio.

- Y dale con la persecución y dale con la persecución…

- Yo no persigo a nadie, es insoportable su nivel de paranoia.

- Si sigue negando cada cosa que están no terminamos más. Recuerde que alguna vez estudió en El Salvador.

- Yo estudié en Buenos Aires.

- En la Universidad del Salvador, quiero decir.

- Tampoco, en la UBA.

- Uh, mire: me llaman de la SIP. 

- Y para qué…

- Shhh! Que no me deja escuchar. 

- Hable tranquilo.

- Es una grabación del call center de Miami. Y con tonito caribeño…

- ¿Y qué dice?

- Que la larga mano de la libertad de prensa llega a todos lados. 

- ¿Eso solo?

- ¿Y qué más? Con una sola frase remamos cuatro años. Acuérdese lo que le digo.